Es muy grato para mi anunciar a toda la comunidad de WORDPRESS que LETRAS EN LA MALETA se reinventará y se transformará en un proyecto más sólido, dedicado principalmente a la difusión literaria: reseñas, actualidad, promoción de escritores, páginas web, novedades y más.
¡A TRABAJAR DURO! Para compartir contigo, querido lector, lo más emocionante acerca del mundo literauta. Construir un espacio de calidad, para que tú, amante de las letras, encuentres ese rincón especial que te permitirá saborear y difundir lo más maravilloso del mundo literario.
Así que, cuando lo cotidiano es abrumador, pon letras en la maleta y… ¡ESCÁPATE A LA AVENTURA!
La lectura ayuda a reducir las tensiones del día a día, debido a que tu concentración se redireccionará. Gracias al texto que tienes frente a tus ojos, puedes dejar de pensar un momento en aquellas cuestiones que te rondan en la mente. En la actualidad, es muy común encontrarse con una persona que sufre de estrés, cuando pase eso, o la persona seas tú, no dudes en refugiarte en una buena lectura.
Leer frena el deterioro cognitivo
Se ha comprobado, a través de minuciosos estudios, que las personas que tienen el hábito de leer tienen un menor deterioro cognitivo en la vejez. ¿Qué significa esto? que la lectura es una de las actividades imprescindibles para tener activa tu materia gris; las actividades que ayudan a la estimulación de la memoria son cruciales en su práctica para lograr una óptima salud mental, sobretodo, en la vejez.
Leer mejora el sueño
Una buena lectura, aparte de relajante, ayuda a tener mejor calidad de sueño. Nuestro cuerpo entra en una zona de confort donde, de manera gradual, se va relajando cuerpo y mente. Es por ello que, las personas que tienen el hábito de la lectura antes de dormir, concilian más rápido el sueño que aquellos que ven televisión o tienen a la mano sus redes sociales. Se ha comprobado que la exposición a la luz artificialinhibe la conciliación adecuada del sueño.
Leer puede mejorar las habilidades sociales
Sin duda, la lectura te abre puerta hacia una infinidad de nuevos conocimientos que te permitirán acrecentar tu acervo de habilidades sociales. Así es, por medio de la lectura aprenderás nuevas cosas que desearás llevar a todas aquellas conversaciones que tengas con los demás, por no decir que existen infinidad de manuales y guías que te brindan un conjunto de estrategias practicables, en mayor o menor medida, en la vida real. Así que, si tienes problemas de socialización, ¡no hay pretextos!
Leer nos hace más inteligentes
Como se mencionó anteriormente, gracias a los libros podemos acceder a información que se ha guardado a través de cientos de generaciones. Con ellos, podemos adquirir un sinfín de conocimientos sobre cualquier tema que te interese, desde temas básicos, hasta los más inverosímiles. Eso sí, busca siempre las fuentes más confiables y fidedignas que te pueda ofrecer el mundo de las letras.
Leer estimula
la percepción
La forma en cómo observamos la vida es única e irrepetible en su totalidad. Es por ello que, cuando te sumerges en una lectura, en especial en la narrativa, puedes descubrir una óptica completamente diferente a la que has experimentado en tus años de existencia. Puede que te guste, puede que no, sin embargo, es una experiencia que jamás te brindará otra actividad tal y como lo logran las letras, con esa intimidad que solo ofrece la conexión lector-escritor.
Leer estimula la concentración
¿Te has perdido alguna vez en una lectura e ignorado por completo lo que sucede a tu alrededor? ¡Felicidades! Has experimentado una concentración profunda. Lo cuál es muy positivo, puesto que haz ejercitado una habilidad que te servirá para diversas actividades de tu vida diaria. Concentrarse es necesario para un sinfín de tareas.
Leer brinda conocimiento experiencial
Así como lo leíste, tienes la oportunidad de vivir experiencias que quizá nunca apreciarás tan nítidamente en tu vida. Transportarte a diferentes épocas y momentos históricos, incluso ficticios, que te brindarán la oportunidad de empatizar ante situaciones que, quizá, nunca experimentarás, no obstante, comprenderás.
Leer nos amplía la visión de la realidad
Tal como se ha descrito, tendrás la oportunidad de observar la realidad desde diferentes puntos de vista, ayudándote a ampliar tu realidad misma. La lectura te brinda un montón de situaciones que ayudan a tu mente a ir generando un grupo más amplio de pensamientos en torno a lo que te rodea.
Leer ayuda a no sentir soledad
Extraño, pero cierto. Es muy común adentrarse demasiado en la trama de alguna historia que, cuando menos lo pensamos, ya habrán pasado esas dos o tres horas de soledad. Algunos lectores, sino es que la mayoría, suelen simpatizar tanto con un personaje que deciden considerarlo como un buen amigo. El mismo libro, es un amigo para muchos.
Leer nos ayuda a superar los momentos
difíciles.
El hábito de leer ayuda a las personas a generar más resiliencia ante las experiencias que genera la existencia. Esto es gracias al conocimiento experiencial que se ha obtenido o, simplemente, al ser una vía de escape de la realidad, que permite concentrarse en algo diferente a lo que se está pasando por el momento. Sin duda, una terapia enriquecedora para todo aquél que esté atravesando una situación difícil en su vida.
¡Comparte tu opinión!: ¿estás de acuerdo con estos puntos?, ¿conoces algún otro beneficio?
Llegó a este mundo en septiembre del año 64, en una Barcelona que, años más tarde, sería su musa gótica para perfilar las historias más arrebatadoras que su mente pudo conjurar. Mientras llegaba ese momento, sus estudios tomaron rumbo a través de las aulas en un colegio barcelonés de los Jesuitas de Sarriá. Luego, se descubrió a sí mismo cursando una carrera de periodismo que jamás efectuó como tal, cambiándose a Ciencias de la Información, en medio de la cual recibió una oferta de trabajo: integrarse al mundo de la publicidad.
Zafón llegó a un punto exitoso en el ámbito publicitario, sin
embargo, en 1992, decidió dejarlo para consagrarse a las bellas letras. Argumentó
dejarlo todo antes de acostumbrarse a cierto nivel económico difícil de abandonar.
Un año después, publicó su primer novela: El príncipe de la niebla, ganadora del premio de literatura juvenil Edebé. Con el dinero que recibió cumplió uno de sus sueños; desde pequeño, vivir algún día en Los Ángeles era un anhelo que confirmó a más de una persona.
Sin duda, su matrimonio con Mari Carmen ha sido una auténtica energía natural para la pluma de Zafón, quien es, en sus propias palabras: su primera y última lectora. El escritor afirma que sus personajes saben que, en el fondo, escribe para ella, “es ella quien los hace posibles y quien les otorga significado”.
Desde 1994 se dedicó a escribir guiones y continuar con sus proyectos novelísticos en medio de una animada ciudad de Los Ángeles, lugar que le trae paz, experiencias, tranquilidad y recuerdos. En este mismo año surgió su segunda novela: “El palacio de la medianoche”, posterior a ella, surgió “Las luces de septiembre” (1995). Estas tres novelas, en 2007, conformarían el volumen titulado “La trilogía de la niebla”.
En 1999, surgió su última novela juvenil; Marina, como un puente entre el antes y el después de las obras del escritor.
A partir de La sombra del viento, presentada para participar en el premio Fernando Lara (2000), fue que Zafón emergió hacia la luz para ser reconocido a mayor escala. Lo curioso es que, a pesar de que no ganó el primer lugar (siendo Ángeles Caso con “Un largo silencio”), fue considerado para ser publicado por la Editorial Planeta gracias a la calidad de su trabajo, saliendo a la luz en 2001. Agradezcamos al escritor Terenci Moix por su insistencia en reconocer el talento impreso en La sombra del viento.
Para 2004 la obra ya contaba con una traducción a cuarenta idiomas y había obtenido el premio José Manuel Lara Hernándezcomo obra más vendida en España, así como otros reconocimientos dados, gracias a la gran aceptación que hubo entre los lectores.
Llegó el segundo libro del universo del Cementerio de los Libros Olvidados, “El juego del ángel”, con un millón de ejemplares que pronto se vieron en manos de los lectores que esperaban ansiosos la llegada del 17 de abril (2008). Día en que asistieron al Gran Teatro del Liceo alrededor de 370 invitados (aparte, 150 periodistas y 15 cámaras televisivas). Un evento que precedió al gran éxito de la obra, convirtiéndose, irremediablemente, en un best-seller que trascendió fronteras. En Inglaterra, Portugal, Alemania y Francia ya se habían firmado los contratos correspondientes ante la expectación de los lectores.
“El prisionero del cielo” llegó en 2011, después de diez años del nacimiento misterioso del Cementerio de los Libros Olvidados y todos sus recovecos claroscuros. Esta obra, “marca un drástico cambio de ritmo en la tetralogía (…) Aunque cada novela de esta serie constituye un volumen autónomo, el buen lector zafoniano apreciará el retorno de personajes muy consolidados en libros anteriores y subtramas ya conocidas.” (Sergio Vila- San Juan).
El autor realizó un breve descanso a la trama, publicando “Rosa de fuego” en el 2012. Si bien, no es parte de la tetralogía, pueden encontrarse datos curiosos sobre el nacimiento de diversas premisas que el lector puede descubrir en el camino.
Por fin, y después de un arduo trabajo, en el año 2016 el escritor lleva a la luz “El laberinto de los espíritus”, el culmen de un universo auténtico y sin precedentes; El Cementerio de los Libros Olvidados desvela un montón de misterios que ansiaban por ser descubiertos al ojo de ese lector atrapado por las intrigas que parecían nunca tener fin. Se presenta, con setecientos mil copias de inicio, la obra que fue un gran reto para el escritor.
Opinión: Sin duda, Carlos Ruíz Zafón, se ha posicionado como uno de mis escritores favoritos. Con sus obras he experimentado un montón de emociones diferentes, siempre dejando ganas de más. Poco a poco, me he sumergido en el interesante universo que ha creado para que tu, o yo, nos adentremos al laberintico Cementerio de los Libros Olvidados, lugar que, una vez conozcas, no querrás abandonar.
Imagino que el trabajo del señor Zafón fue titánico, puesto que ha logrado una excelente profundización en todos los aspectos (ambientación, personajes, historia), con un toque original que te atrapa de principio a fin, así como unos personajes que terminas odiando, amando y hasta extrañando.
En fin, no puedo negar que la experiencia ha sido única, que los volvería a leer (pese que no soy muy asidua a hacer eso) y que, sin dudar, iré por el mundo recomendando sus libros.
Aún estoy leyendo El laberinto de los espíritus y confieso que no puedo soltar el libro con facilidad…
¿Has leído algún libro de Zafón?, ¿qué te pareció?, ¿cuál es tu personaje favorito?
Algo más:
“Una frase: Lo que escribes es lo que más se te parece. Un lugar: Planeta Tierra. Un plato: Mango Cheesecake. Un viaje: Cualquiera que me lleve a un lugar desconocido. Un atardecer: Playa de Carmel, en la costa central de California, el día de Navidad de 1999. Una canción: Bagatella N 4 de Gerald Finzi. Un juguete: El piano. Una fobia: El esnobismo y la papaneteria mental. Un héroe: Orson Welles. Un cuadro: Cualquiera de las brumas doradas de J. W. Turner. Un talismán: Mis recuerdos. Una mala costumbre: Confiar algunas veces en quien sabes no debes confiar.”
David Martín vive atrapado en la gris realidad de los años veinte, su compañía; un desolador pasado y una desenfrenada pasión por la escritura, su problema; ser un don nadie a quien desprecian, al parecer, por el simple hecho de existir, su testigo; una vieja y despiadada ciudad.
No cabe duda que, Barcelona, ha sido testigo de un sinfín de sucesos, pero este, en especial, ha tenido una trascendencia inimaginable. David Martín debe enfrentarse a la decisión más importante de su vida: aceptar la encomienda de aquél misterioso editor que demanda “el libro que jamás se ha escrito en la historia”, o seguir bajo el yugo de aquellos que se enriquecen a su costa. Una decisión que costará a más de una persona.
OPINIÓN
«La gente normal trae hijos al mundo; los novelistas traemos libros. Estamos condenados a dejarnos la vida en ellos, aunque casi nunca lo agradezcan. Estamos condenados a morir en sus páginas y a veces hasta dejar que sean ellos quienes acaben por quitarnos la vida».
Carlos Ruíz Zafón me ha atrapado de nueva cuenta, ahora, con El juego del ángel. Este libro forma parte de la precuela del Cementerio de los libros olvidados que consta de cuatro libros independientes entre sí, llenos de un misterio especial que los une sin remedio alguno.
La historia de un David Martín apasionado por las letras, me ha llenado de una emoción nostálgica. Al igual que ese joven de diecisiete años, he soñado durante buena parte de mi vida con el arte de la creación literaria. Así que, el inicio de la novela desembocó un gran ¡boom! en mi interior:
“Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él.”
De estas palabras, nace la enganchadora y emocionante historia de un chico que tuvo que abrirse camino en la vida tras la muerte de su padre en sus años de infancia. Solo recibió el apoyo de una persona en su miserable porvenir: Pedro Vidal. Gracias a él, David conoció a la mujer que robaría sus más profundas ilusiones.
Todo comienza a tomar las riendas de la intriga cuando aparece Andreas Corelli, un misterioso editor que le sugiere una tentadora encomienda: escribir la obra más inimaginable de la historia. A cambio, por supuesto, una fortuna que no podía rechazar.
Mi mente comenzó a trabajar, desde los primeros hechos misteriosos, hasta el impredecible final. Los personajes que aparecen en la trama van involucrándose en el oscuro porvenir del protagonista, quien se encuentra con el dilema de continuar con su encomienda o salvar su alma.
Un libro que volvería a leer, con gran profundidad y personajes muy bien elaborados. Es imprescindible llevarlo a la biblioteca de todo aspirante a escritor, estoy segura que aprenderemos más de una cosa referente al arte de las bellas letras, y sus implicaciones. Sin dejar de lado, por supuesto, un estilo digno de ser escudriñado bajo la lupa.
Preguntas: ¿has leído este libro? ¿qué te ha parecido? ¿has leído más obras de este autor? ¡comparte con nosotros tu opinión!
Como es bien sabido, a lo largo de la historia, la
participación de las mujeres en diferentes áreas se ha visto limitada por
cuestiones culturales. Por lo tanto, el ámbito de la literatura no se queda
atrás. ¿Por qué remontarnos a este aspecto? Justamente porque, este 2018,
se destaca por el amplio reconocimiento a un específico grupo de mujeres.
Mujeres que, muy a pesar de los cambios que se han logrado en la actualidad,
aún no son completamente reconocidas como habría de esperarse.
Demos una mirada al pasado, recordemos a aquellas mujeres
que han sido mundialmente reconocidas por nadar contracorriente y
hacerse de un lugar dentro del mundo de las letras. Aquellas que, sea ocultando
su identidad o siendo víctimas de constantes ataques, decidieron seguir su
pasión hasta las últimas consecuencias. Escritoras como Christine de Pisán, Sor
Juana Inés de la Cruz y Jane Austen son recordatorio perpetuo de la
lucha incansable por romper paradigmas fuertemente arraigados en las
sociedades.
Pese a ello, hasta el día de hoy, existen cientos de mujeres que no son reconocidas en su labor literaria. No ha bastado el transcurrir de los siglos para lograr una igualdad de oportunidades. En la actualidad, aún cuesta trabajo abrirse paso hacia el reconocimiento del talento femenino, en la literatura, aún es eclipsado ante las letras masculinas y su alto grado de influencia en la sociedad. Se encuentra, como consecuencia, un amplio número de autores destacados donde, la minoría, son mujeres. Con ello,se abre paso a un gran prado de olvido, donde miles de escritoras siguen en la batalla de ser reconocidas a través de sus obras; contándolas a lo largo de diferentes épocas, hay quienes han perdido la vida en el intento, esas que se ahogaron en un implacable mar de oscuridad.
No obstante, es importante resaltar este pasaje de nuestra realidad, un pequeño signo de que la batalla por la igualdad de oportunidades no está perdida, sin embargo, queda mucho camino por recorrer. Mientras pasa eso, salgamos a las calles a compartir esta buena-nueva: 2018, segundo año (después del 2011) en que tres mujeres han sido reconocidas, en este caso, a través del Premio Nobel; es de celebrar el logro histórico de Donna Strickland (Premio Nobel de Física), Frances Arnold (Premio Nobel de Química) y Nadia Murad (Premio Nobel de la Paz). Luchadoras incansables y valientes que, a nivel mundial, abren paso hacia la igualdad de oportunidades en sus diferentes ámbitos. Sin embargo, aún nos falta superar el año 2009, donde fueron 5 las galardonadas por el premio mencionado.
A nuestro pesar, el premio de literatura se ha pospuesto debido a una polémica que agravia la situación de diferentes mujeres. No perdemos la esperanza de que el próximo galardón sea para una mujer, por supuesto, después de aclarar y hacer justicia a las mencionadas. Mientras tanto, hagamos honor y recordemos a quienes han sido reconocidas con el Premio Nobel de Literaturaa lo largo de la historia:
1909: SelmaLagerlöf – Primera mujer en recibir éste premio, de origen Sueco, reconocida gracias a su obra “El maravilloso viaje de Nils Holgersson”.
1926: Grazia Deledda –Escritora italiana,
galardonada gracias a su trabajo plasmado en “Cenizas”.
1928: Sigrid Undset –No muy lejos, la escritora noruega autora de “Kristin Lavransdatter”.
1938: Pearl S. Buck –Diez años después, esta escritora estadounidense fue reconocida. Una de sus obras: “La buena tierra”.
1945: Gabriela Mistral –Chilena reconocida por su seudónimo Lucila Godoy Alcayaga deja, impresa en la historia, su obra: “Desolación”.
1966: Nelly Sachs –Sueca, nació en Schöneberg, actual Alemania. Su obra:“Vivir bajo amenaza”.
1991: Nadine Gordimer –Sudafricana, luchadora incansable. Una de sus obras: “El conservador”.
1993: Toni Morrison –Estadounidense, imprescindible su obra: “Beloved”.
1996: Wisława Szymborska
–Originaria de Polonia, destaca su obra: “Mil consuelos”.
2004: Elfriede Jelinek –Austriaca, nos
comparte su talento en diferentes obras como: “La pianista”.
2007: Doris Lessing –Escribió además bajo
el seudónimo de Jane Somers. Destaca: “El cuaderno dorado”.
2009: Herta Müller –Rumana/alemana, reconocida a través de obras tales como: “Entierras bajas”.
2013: Alice Munro –Escritora canadiense, destacada cuentista. No te pierdas: “Las lunas de Júpiter”.
2015: Svetlana Aleksiévich –Bielorrusa, escritora y periodista. Reconocen su labor gracias a obras como: “El fin del homo sovieticus”.
Mujeres talentosas que han logrado tocar la luz, sin embargo, quedan infinidad de mujeres por reconocer y aplaudir gracias a las letras que han impreso y regalado a la humanidad entera.
Ella quiere salvar al mundo, lo tiene todo planeado. Cada mañana abre los ojos con ese pensamiento en particular, se levanta antes que todos lo hagan y, con sigilosos pasos, llega hasta la cocina oscura y silenciosa, sólo acompañada del gorgoreo del refrigerador y una fría sensación en los pies.
Todo pareciera un día normal, nadie sospecha nada a la hora del desayuno. Ella observa a su hermanito en los brazos de mamá, y a papá afanado preparando unos panquecitos para todos. La cocina ahora está iluminada por cálidos rayos matinales, todo parece un bello sueño, tan bello que le entran ganas de llorar. Pero tiene que ser fuerte y salvar al mundo.
Cada mañana se levanta con ese pensamiento en particular. Se levanta con los pies descalzos y realiza el mismo recorrido, ahora está justo en el pequeño cuarto, debajo de las escaleras, ha llevado algunos de sus juguetes y los observa severamente. «Me tienen que ayudar…» pronuncia en voz muy baja, una inconfundible y dulce voz de niña. Guarda todo en un costal, lo amarra con su lazo amarillo, ese que le gusta tanto y que hace unos días le dijo a su mamá que lo había perdido.
El desayuno transcurrió normal, mamá mece a Emmanuel en sus brazos, mientras papá termina de preparar su leche caliente. Ella observa la mesa, también tiene su leche, hay jugo fresco, su plato se adorna de dos simpáticos huevos estrellados y la fruta espera en el frutero.
«Elena, ¿has visto mi abrigo azul?», preguntó papá a mamá cuando estaba a punto de salir rumbo a su trabajo. «Lo he dejado en… deja te digo», y mamá colocó a Emmanuel en el andador para explicarle a su marido dónde había dejado el abrigo que tanto le gustaba usar. Mientras tanto, Margarita se acerca a su hermanito. «Emmanuel, ¿me ayudarías con algo?… ¡Tenemos que salvar al mundo!».
Ese pensamiento sigue en su cabeza, pero ni papá ni mamá sospechan nada. Se encuentran muy ocupados en su quehacer diario, como aquél día que fueron al parque, caminando por las interminables veredas, acompañados con sus llamadas telefónicas y con sus dos hijos. Papá y mamá ignoraban todo lo que no suponía ser bello: un perro callejero, flaco de hambre; un montonal de moscas sobre una fruta en descomposición; un vagabundo que parecía estar noqueado sobre la acera, justo cuando volvían a casa; pero, lo que más llamó la atención a Margarita fue observar, por primera vez, a un niño vendiendo dulces, flaco, sucio y con ojos tristes. No es que nunca hubiera visto a esos niños desafortunados, pero siempre siguió el ejemplo de sus padres, pasaba de largo sin mirarlos directamente. Al fin, papá siempre pisaba el acelerador antes que llegaran a pedir cualquier limosna.
Poco a poco, las latas de comida, aquellas de atrás, las que no levantaban sospechas, iban cambiando de lugar. Su hogar ya no era la estantería de la cocina, sino un costal guardado bajo un abrigo azul que estaba escondido en el pequeño cuarto de las escaleras.
Cada día se levanta con ese pensamiento, quiere salvar al mundo. Se levanta esa mañana y toma el andador que su hermanito le prestó. Con esfuerzo, intenta acomodar las cosas, sin éxito, pues todo termina cayendo estrepitosamente al suelo. Por supuesto, papá y mamá se levantan rápidamente, asustados por alguna intrusión en casa, se dan cuenta que el autor de cada cosa extraviada era, justamente, su hija Margarita.
Ninguna explicación valió para que papá y mamá retiraran un severo castigo. «¡Quiero salvar al mundo!», palabras que sonaban una locura para ellos, «¿cómo salvarás al mundo con comida que robas de la cocina?», poco a poco, la comunicación sobre el tema se había convertido en tema de reproches.
«Manuel, ¡todo está más caro cada día!» comentaba mamá.
«Ah, pero tu hija quiere salvar al mundo…» soltaba, herido, sin mucho pensar.
«Manuel…» sentenciaba mamá, sin saber realmente qué hacer. Margarita había escuchado.
Ella quiere salvar al mundo, se levanta cada mañana con ese pensamiento. Lleva una semana entera sin salir de casa, a excepción de cuando va al colegio. Justo en el camino, en el transporte escolar, puede ver cómo un niño hace malabares con unas pelotitas, le recuerda a aquél que observó vendiendo dulces.
De pronto, Margarita llega sin almuerzo a la escuela y, frecuentemente, extravía sus abrigos y bufandas. Papá y mamá empiezan a sospechar hasta que, un día, llega sin zapatos. Pero, era demasiado tarde, cuando abrieron el armario ya era casi imposible ocultar que el fondo estaba vacío.
«¿Qué pasa aquí?» cuestionan, preocupados ante la situación.
Toma todas tus letras, guárdalas en tu maleta y emprende el viaje sin mirar atrás.
Queridos lectores, comparto con ustedes una de las cosas que más me gustan hacer: viajar. Y puedo estar completamente segura de que cualquier lector está dispuesto a olvidar esas cuatro paredes y volar hacia dimensiones desconocidas, aquellas que se trazan a través de las letras traviesas mentalizadas por el escritor que se atrevió a inventarlas.
Desde que recuerdo mi vida ha sido un conjunto de viajes inesperados, un compendio de travesías que no esperaba vivir, junto con el afán de mi padre de armar maletas de forma inesperada y salir rumbo a sitios desconocidos, se ha ido tejiendo un deseo de seguir esos alocados pasos y arriesgarme a nuevas aventuras.
El último viaje que realicé antes de graduarme de mi licenciatura, fue a lado de unas amigas muy especiales, esas que recuerdo siempre con ganas de vivir aventuras increíbles. Ese viaje fue directamente a la playa más cercana del lugar donde estudiábamos, a unas 12 hrs de distancia, sin embargo, la misma distancia (y economía) no impidió que nuestra valentía se menguara y trazáramos rumbo hacia nuevas travesías. En aquella ocasión, con mochila en la espalda y un decidido dedo pulgar nos marchamos rumbo a Mazatlán, Sinaloa, un hermoso lugar lleno de mágicos lugares y experiencias inolvidables.
Tengo una pregunta para ustedes, queridos lectores. Sea cual sea el tiempo en que lean este post: ¿Cuál es el lugar más hermoso que han visitado? ¿Por qué valdría la pena conocerlo?
He conocido lugares hermosos de mi México lindo y querido, tan mágicos e incomparables. En esta ocasión, diré que mi lugar favorito ha sido la maravillosa zona arqueológica de Chichén Itzá, ubicada en el estado de Yucatán. Lugar donde habitó la antigua civilización maya, salpicado de una arquitectura impresionante y adornado con la bondad de la naturaleza, una cuna de tradiciones y cultura, de gente honrada y trabajadora.
Sin duda alguna, uno de los lugares que deben conocerse en esta vida.
Alguien una vez me dijo: el tiempo fluye inversamente a la necesidad que deseas que transcurra. Bueno, probablemente con otras palabras, pero en esencia significa que el caprichoso tiempo (o noción que tenemos de él) nos hace jugarretas que, de pronto, nos tiene envueltos en situaciones estresantes, tristes, o meramente fugaces. De las cuales, desearíamos capturar, congelar o estacionar para admirarlas en todo su esplendor. Al igual, existen las que, por más que miremos las testarudas manecillas del reloj, ansiamos corran de prisa, culminen de una vez por todas.
Pregunta del día:
El tiempo, ¿alguna vez te ha jugado una mala broma?
La ventaja de vivir en esta época, es que tengo infinidad de recursos a mi alcance, lo curioso es que, a pesar de ello, siento que nos hemos quedado estancados. O, tal vez, las brillantes ideas, quedan opacadas ante el brillo artificial de las grandes ciudades. O, tal vez, las más melodiosas voces, quedan sofocadas ante el ruidoso andar de los automóviles. O, tal vez, las grandes acciones, quedan olvidadas ante las cosas absurdas y graciosas que te brindan aquellas pantallas luminosas.
¡Me encuentro ahogada!, ahogada en un ritmo de vida tan robótico, donde el tiempo obtiene una calidad monetaria. Escucho a mi madre decir: “El tiempo vale oro”.
¿Qué pensarían nuestros antepasados? Aquellos que, en su mayoría, podían detenerse a contemplar el cielo. Tal y como nuestros pensamientos juzgan duramente los errores del pasado, ¿ellos qué pensarían al ver que nos detenemos únicamente a ver la pantalla de nuestro celular?
Es sofocante, lo admito, es cansado tener que vivir tan deprisa. ¡No hay tiempo para esto! Me repite una voz en mi cabeza, una y otra vez. ¿No hay tiempo?, ¿Desde cuándo? Debato en mi interior. Y no encuentro tal momento, ese momento en que el tiempo se perdió.
No hay tiempo… pero, no hay tiempo para estar pensando en esto. ¿Estás loca? Siempre preocupada, apresurada, cual conejo en la historia de Alicia en el país de las maravillas.
La ventaja de vivir en esta época, es que parece ser que todo se ha inventado ya, esto me permite sentarme cómodamente a disfrutar de las maravillas de la tecnología. ¿Crear algo yo? Ni que tuviera tanto tiempo como los de ayer.
¡Oh, no! ¿es tan tarde ya? No es posible que, teniendo todas estas ventajas, me tome tanto tiempo realizar mis actividades.
Tengo que hacer esto, rápido, que se me acaba el tiempo. ¿Se me acaba el tiempo?…
Letras en la maleta 
